[:es][vc_row css=”.vc_custom_1446252102278{margin-top: 75px !important;}”][vc_column][ultimate_heading main_heading=”El arte de la entrevista, la pasión por la conversación” main_heading_color=”#003f9c” alignment=”left” main_heading_font_size=”desktop:52px;” main_heading_margin=”margin-bottom:30px;”][/ultimate_heading][/vc_column][vc_column width=”2/3″][vc_single_image image=”5958″ img_size=”full” css=”.vc_custom_1445012586848{margin-bottom: 15px !important;}”][vc_column_text css=”.vc_custom_1445012522121{margin-bottom: 30px !important;}”]Los que somos comunicadores comprendemos que la entrevista es como saborear un buen vino o caminar por un parque y respirar aire puro. En alguna ocasión celé a las personas que tenían un hobby que les apasionaba, hasta que comprendí que lo mío era conversar, interactuar y aprender cada día del ser humano, que varía tanto en sus interpretaciones del mundo y lo que ve como verdad.
Los que reducen la entrevista a un mero intercambio de información no lo comprenderían. En realidad es un baile natural donde intervienen tantos detalles aparentemente insignificantes, pero que son determinantes: la química de caracteres, el contexto, el ritmo y el contacto visual. Y como es un baile que camina al ritmo de las experiencias del interlocutor, ahí en medio, se da la conversación y se abre el apasionante mundo de la diversidad de opiniones, el respeto por las diferentes formas de pensar.
Bendita la posibilidad de conversar y gracias a Dios por estar conscientes de ello.[/vc_column_text][vc_column_text][ssba][/vc_column_text][/vc_column][vc_column width=”1/3″ css=”.vc_custom_1444947955809{margin-right: -15px !important;margin-left: 15px !important;}”][vc_wp_categories options=”count”][vc_wp_posts number=”5″][/vc_column][/vc_row][:en][vc_row css=”.vc_custom_1446252102278{margin-top: 75px !important;}”][vc_column][ultimate_heading main_heading=”El arte de la entrevista, la pasión por la conversación” main_heading_color=”#003f9c” alignment=”left” main_heading_font_size=”desktop:52px;” main_heading_margin=”margin-bottom:30px;”][/ultimate_heading][/vc_column][vc_column width=”2/3″][vc_single_image image=”5958″ img_size=”full” css=”.vc_custom_1445012586848{margin-bottom: 15px !important;}”][vc_column_text][ssba][/vc_column_text][vc_column_text css=”.vc_custom_1445012522121{margin-bottom: 30px !important;}”]Los que somos comunicadores comprendemos que la entrevista es como saborear un buen vino o caminar por un parque y respirar aire puro. En alguna ocasión celé a las personas que tenían un hobby que les apasionaba, hasta que comprendí que lo mío era conversar, interactuar y aprender cada día del ser humano, que varía tanto en sus interpretaciones del mundo y lo que ve como verdad.
Los que reducen la entrevista a un mero intercambio de información no lo comprenderían. En realidad es un baile natural donde intervienen tantos detalles aparentemente insignificantes, pero que son determinantes: la química de caracteres, el contexto, el ritmo y el contacto visual. Y como es un baile que camina al ritmo de las experiencias del interlocutor, ahí en medio, se da la conversación y se abre el apasionante mundo de la diversidad de opiniones, el respeto por las diferentes formas de pensar.
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