Hace algunos días, un tuitero muy activo en la red publicó un mensaje cuyo contenido era falso. La institución atacada en el tuit solicitó un social listening para determinar su alcance e interacción. La investigación develó que el tuit, 12 horas después de su publicación, había alcanzado un eco de resonancia de nueve comentarios e interacciones, incluyendo un par de emoticones.

Escrito por: Fredy Morales

La situación descrita invita a reflexionar acerca del verdadero poder de influencia de los troles.

Lo que sabemos es que, aprovechando el anonimato, los troles eligen un objetivo y lo atacan con todos los recursos que tienen a su disposición. Los objetivos pueden ser causas sociales, sobre todo las que tienen exposición en los medios noticiosos, periodistas, activistas sociales, políticos, celebridades, deportistas y empresas, siendo su finalidad destruir la confiabilidad y reputación de sus víctimas.

Los troles inducen a participar en “sus campañas” a otros usuarios que comparten su ideología o sus mismas aversiones, porque a mayor eco de resonancia más posibilidades existen de lograr respuestas de perfiles reales. Se sabe que la respuesta a un trol genera efectos inmediatos, entre ellos, replicación y amplificación de su mensaje en una esfera de interacción diferente, legitimación de sus afirmaciones basadas en falsedades, así como acceso a información de perfiles reales sobre los estímulos a los que son más sensibles de reacción.

¿Hasta dónde llega verdaderamente el poder de influencia de los troles? ¿Son los nuevos pastores del rebaño? ¿Los usuarios de las redes estamos indefensos ante su enorme capacidad estratégica de ciberpropaganda? ¿O será que los troles de estas latitudes hacen olas en estanques en los que ellos mismos nadan?