Hace unos meses, si querías que encontraran tu negocio en internet, solo tenías que escribir blogs, usar palabras clave, ponerle títulos llamativos a tus páginas y tratar de aparecer en los primeros resultados de Google. Pero el juego cambió. Ahora, cada vez más personas prefieren preguntarle a ChatGPT o a su asistente de voz antes que abrir una página de búsqueda. Las respuestas ya no son listas de links. Son recomendaciones directas, hechas por inteligencia artificial, que decide a quién menciona… y a quién no.

Ahí entra el Generative Engine Optimization, o GEO, que se refiere a adaptar tu contenido, página, imágenes y hasta los nombres de tus archivos para que esos motores de IA te encuentren, te entiendan y te recomienden cuando alguien pregunte por algo relacionado con lo que vendes.

Es extraño, pero parece que ahora las marcas ya no compiten por la atención de las personas, sino por la atención de las IA, que se están convirtiendo en la principal fuente de información para muchos.

Me pasó hace poco. Estaba buscando un lugar bonito para para tomar un café en Antigua Guatemala. En un principio busqué en Google, pero luego, para complementar, le pregunté a ChatGPT. Y entre las opciones que me dio, había una que ni siquiera aparecía en la primera página de buscadores en Google. ¿Por qué salió ahí? Porque su contenido estaba optimizado para que la IA lo encontrara primero.