La curiosidad, clave para las conexiones eficaces

¿Qué sucede cuando nuestros mensajes provocan curiosidad? Como madre de un niño de siete años, agudamente curioso por naturaleza, descubrí que este elemento marca una diferencia sorprendente en nuestras relaciones y conversaciones.
Escrito por: María José García-Salas

La curiosidad es la atracción por lo que no se conoce. En mi experiencia, la comunicación que induce curiosidad capta la atención fácilmente, puede incidir en la conducta y abre la mente para absorber con mayor facilidad conceptos. En suma, es una herramienta capaz de no solo enriquecer nuestra vida cotidiana, sino de fortalecer nuestra capacidad de comunicación, potenciando nuestras conexiones.

Al adentrarnos en el mundo de la curiosidad, descubrimos que fomenta la empatía, el entendimiento y el respeto porque nos permite acceder a lo que los antropólogos denominan “la otredad”, es decir, el mundo del otro.

Al hacernos preguntas y profundizar en los pensamientos y sentimientos de los demás, creamos un espacio de autentica atención. Mostrar un interés genuino permite que la otra persona se sienta comprendida y apreciada, lo cual conduce a la formación de conexiones más profundas y significativas en el proceso.

La curiosidad también actúa como un motor de innovación, pues nos convierte en exploradores de soluciones creativas, impulsándonos a buscar respuestas novedosas.

Cuanto más cultivamos la curiosidad en nuestras interacciones, más efectiva y significativa se vuelve nuestra comunicación.