Nuestros reflejos digitales
Esta es una idea aparentemente simple, pero que dibuja la compleja relación que llegamos a tener con nuestro smartphone, al punto de afirmar que hemos pasado del homo sapiens al phono sapiens. Muchas de nuestras percepciones del mundo se dan a través de este dispositivo. Creemos tener una idea clara de lo que pasa en nuestro entorno por lo que vemos a través de la pantalla del celular.
Aunque no siempre tenemos consciencia de ello, el vínculo con nuestro smartphone es profundamente personal, más que con cualquier otro dispositivo electrónico con el que tengamos contacto. Cada notificación, mensaje, video o foto son pequeñas piezas de un mosaico que construyen nuestra identidad digital.
Este aparato no solo nos conecta con el mundo, sino que sin que nos percatemos, también habla de nosotros. Seguramente se podría hacer un perfil psicológico de quiénes somos a partir de un análisis de nuestro celular, por las búsquedas que hacemos, la información que compartimos, la música que escuchamos y los recuerdos que guardamos.
A través del smartphone nos expresamos, construyendo una narrativa propia en diversas plataformas, conectando con los demás. Esta simbiosis se convierte en un espejo que atesora una imagen de quiénes somos o, al menos, de quiénes creemos o queremos ser. Es una especie de diario íntimo, una bitácora no pedida de nuestras experiencias y pensamientos. Somos nosotros en texto e imagen.
¿Estamos plenamente conscientes que poco a poco el smartphone nos va transformando en datos? Son pautas de personalidad e interés que, nos guste o no, quedan registrados. Así que, paso a paso, a ciencia y paciencia vamos rumbo a ir dejando por un lado la huella dactilar y mutar hacia seres definidos en el futuro por su huella digital.
Poco importará en los tiempos venideros cuántos datos que buscamos en la red por medio del smartphone sean comunes con otros; siempre habrá aspectos que nos hacen únicos e irrepetibles. Esa es la maravilla de ser humanos y su ciencia.